Cuando corres tanto para llegar, no disfrutas el camino

Por: Iván Jiménez

@Ivanni_Simons

Les cuento que estoy leyendo el libro llamado “La semana laboral de 4 horas” de Timothy Ferriss. Es un libro en extremo recomendable y divertido, con tips para que abras los ojos a lo que en verdad quieres y podrías tener (personal y profesionalmente hablando).

Casi lo termino, y me topé con este fragmento que me hizo reflexionar sobre muchas cosas de mi día a día, de la velocidad tan extrema que llevamos en nuestras vidas (y a veces sin necesidad, a veces nos damos nuestras dosis de neurosis que definitivamente podríamos dejar atrás).

Acá el inicio del texto, el autor narrando:

Hace dos años me llegó este correo electrónico de una niña enferma terminal de un hospital de Nueva York. He leído parte de su carta muchas veces desde entonces y espero que tú hagas lo mismo. Aquí está:

BAILE LENTO

¿Alguna vez has mirado a niños montar el sube y baja?

¿O has escuchado como la lluvia cae golpeando el suelo?

¿Seguiste alguna vez el vuelo errático de una mariposa u observaste el sol desvanecerse en la noche?

Aminora la marcha.
No bailes tan deprisa.

El tiempo no durará.
La música dejará de soñar.

¿Atraviesas con prisa días
que se te pasan volando?

Cuando preguntas: ¿cómo estás?,
¿escuchas la respuesta?

¿Al final del día
te tiras en la cama,
con los próximos mil recados
pululando por tu cabeza?

Aminora la marcha,
No bailes tan deprisa.

El tiempo no dura.
La música dejará de sonar.

¿Alguna vez le dijiste a un hijo
“Lo haremos mañana”
sin ver por tus prisas
la pena en sus ojos?

¿Alguna vez perdiste un contacto?
¿Dejaste morir una amistad
por no tener tiempo
de llamar para saludar?

Aminora la marcha,
No bailes tan deprisa.

El tiempo no dura.
La música dejará de sonar.

Cuando corres tanto para llegar,
no disfrutas del camino.

Pasar un día agobiado y apresurado
es como tirar a la basura un regalo sin abrir.

La vida no es un carrera.
Tómatelo con más calma.

Escucha la música
antes que la canción se acabe.